San Martín ganó en Concepción ante Nueva Chicago 2-0 y se
sacó una “mochila” de plomo de dichos y comentarios, que surgieron tras la
derrota en Jujuy por 1-0. Es que resulta imposible entender, para todos, como
el verdinegro que sumó nombres y hombres fuertes de la categoría, muchos con
pasado de primera división, no puede encontrale la vuelta al juego de visitante
y siempre termina con las manos vacías.
POGGI festeja su gol, el segundo de San Martín. (Diario de Cuyo)
La victoria de anoche fue un “volver a vivir”. No tanto por
el nivel exhibido sino por el resultado. Fue sumar de a tres nuevamente y lo
que en algún momento de la tarde se tornaba grave, porque San Martín, sin jugar todavía, quedaba fuera de la zona de ascenso con las victoria
de Colón y Douglas que lo superaban en puntos y lo relegaban a la sexta ubicación,
todo volvió a la normalidad con la puntuación lograda anoche.
Si bien el nivel mostrado por el equipo ante Chicago no fue
superlativo, pero en todo momento San Martín demostró que está varios escalones
mas arriba que el “Torito” de Mataderos. Fueron seis situaciones claras de gol
que los volantes y atacantes Verdinegros perdieron frente al portero Sánchez,
de gran noche. Carlos Bueno primero, Marcos Figueroa, Ramiro López con un
disparo en el palo, Mauro Bogado, así, una y otra vez, fueron “perdonándole” la
vida a Chicago que no apareció nunca y dejó una pálida imagen.
En la última jugada de la primera parte, tras un centro de
Figueroa, apareció Fernando de la Fuente que mandó el balón a su arco con la
intención de despejarla. Gol en contra y grito de desahogo ante
tantas posibilidades malogradas.
La ratificación se dio en el complemento con la conquista de
Federico Poggi que confirmaba la
victoria y superioridad Verdinegra. Fue un triunfo claro, sin mucha exigencias
para el nivel de San Martín, pero que nos invita a volver a creer en este equipo que
en algunos juegos se muestra como candidato y en otros, es uno mas de la tabla.
Amor y odio a la vez.
……….Y una vez, volvió
La frutilla del postre, en la noche de Concepción, fue el ingreso de Raúl Quiroga que generó un
momento especial. En junio del 2011 fue la última vez que
el “Huevo” jugaba un partido completo, previo a una increíble serie de lesiones
que lo mantuvieron al margen de las concentraciones y temporadas posteriores.
Fueron 4 intentos, con lesión incluida, para volver a la cancha, nunca pudo. Y
anoche, cuando Ruben Darío Forestello le gritaba “Huevo Dale, vení” sabía que sería un momento
inolvidable.
Tomó aire, escucho las indicaciones del técnico y entró. La
gente lo aplaudía a rabiar, el miró el estadio y lloró. Fue una noche mágica,
no tanto por la victoria, sino por el “volver a vivir de un hombre que la peleó
como nadie en estos años de lesiones continúas y logró su objetivo. Volver a jugar, emocionó a todos. Como si las nubes de Concepción
se cerraran para generar una tormenta de lágrimas. Tormenta que nos mojó
a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario